Recién llegado el reportero a la redacción de 24 Horas, el noticiero de Jacobo Zabdludovsky hace treinta años, uno de los primeros colegas en acercarse fue Guillermo Pérez Verduzco, el famoso “Tobi”, célebre por su trayectoria etílica y sus 1.85 de estatura y más de cien kilos de pura esencia periodística. A bocajarro me disparó: “maestro, aquí habemos periodistas de dos clases; los malos y los borrachos. ¿Tú de cuál eres?”.
Obviamente, la siguiente parte del diálogo continuó en La Campana, el bar de la esquina. Y no es que me sintiera “muy salsa”, pero por principio no me iba a autocalificar como malo, y había que hacer méritos; aunque en realidad para entonces yo ya no era ningún novato.
Tribuna de Monterrey y sobre todo Crónica 7, me habían permitido ciertos avances en esta cuestionable escala de la experiencia etílica profesional que con harta frecuencia caracteriza al periodista de tiempo completo.
Cierta ocasión, la raza de Crónica 7 asistimos a una conferencia de Socorro Díaz en la antigua Escuela de Verano. Socorro por aquellos días todavía no se envolvía en el partidismo tricolor y ganaba mucha simpatía en el gremio por su talento y franqueza. Bueno, pues ahí tienen ustedes al grupo de jóvenes periodistas charlando afterhours en aquel restaurantito de Servando Leal padre, por Venustiano Carranza casi al llegar a Constitución, todos con cheve o cuba, excepto Socorro, quien pidió un vampiro.
Al calor de la noche y las carcajadas, llegó uno de los mejores momentos cuando la única dama en la mesa de la prensa pidió su tercer vampiro (estamos hablando de hace treinta años, que conste) y la experimentada reportera, al leer la sorpresa en algunos de nuestros rostros, alzó su copa y brindó con luminosa sonrisa: “Muchachos, un periodista sin aliento alcohólico es como una flor sin aroma”. Me parece oír todavía el sonido de los vasos chocando en el aire.
Y es que sin involucrar a la psicología o cualquier otra vía de supuesto análisis prepatológico, la verdad simple y llana es que los reporteros gozamos mucho el placer de la charla con los pares lubricada con la aglutinante presencia de los caldos debidamente etilizados.
En este tenor, y con el antecedente de que varios prospectos no se enteraron en la convocatoria anterior, lanzamos esta segunda convocatoria por cortesía del dilecto maestro Miguel Ángel Sánchez de Armas, de quien es la voz a continuación, en un texto sin desperdicio.
Molcajeteando…
Debo a mi querido y admirado amigo Juan Gargurevich, la convocatoria para una sensacional maestría en la que desde luego pienso enrolarme. El cupo es limitado:
Primer trimestre.
i) Orígenes de las parrandas; ii) El alcohol y su función como lubricante social; iii) Introducción a la Jarra y el Vaso; iv) Dominó I; v) Taller: Matemáticas financieras del bebedor (cómo evitar pagar bebidas de más, cómo cobrar vueltos 'olvidados' a los meseros, cómo calcular propinas, técnicas para evitar pagar rondas de más y otros).
Segundo trimestre.
i) Tragonometría I : El alcohol como sustituto del Psiquiatra; ii) Discusión I : Bebidas en la Playa I , Bebidas Caseras I. Introducción al manejo del Tequila; iii) Dominó II; iv) Comidas y canciones que no combinan con el alcohol.
Tercer trimestre.
i) Tragonometría II; ii) Importancia del ron en la toma de decisiones; iii) El alcohol como complemento en eventos deportivos; iv) Logística y ubicación del trago; v) Consecuencias de conducir bajo los efectos del alcohol; vi) Introducción del Conductor Designado (cómo evitar ser uno); vii) Cubilete I; viii) Discotecas, cafeterías, barras, centro cerveceros, barras-show y tiendas de conveniencia; ix) Relatividad de la belleza de la mujer según el nivel de alcohol (la mujer que bebe es del que está al lado); x) Hacer base: Ventajas y desventajas; xi) Teorías del bebesolismo.
Cuarto trimestre.
i) Resaca I; ii) El alcohol como complemento en celebraciones (tipos de bebida según la celebración); iii) Cómo controlar a un borracho; iv) Amigos, casi-hermanos y compadres: Diferencias básicas; v) Licores clandestinos, mito o realidad; vi) Cubilete II; vii) Jurisdicción del borracho; viii) Técnicas avanzadas de ocultar el estoque (cómo hablar e inhalar al mismo tiempo).
Quinto trimestre.
i) Excusas Familiares Básicas (optativo); ii) El alcohol como mecanismo de escape; iii) La comunicación, herramienta importante en la parranda; iv) Consecuencias de beber fiado; v) Open bar; vi) Tragos de hombres y mujeres; vii) Pensamientos después de la parranda; viii) Sentimientos de culpa I, cómo controlarlos.
Sexto trimestre.
i) Excusas Laborales Avanzadas; el alcohol como liberador de tensiones; ii) Ética profesional del bebedor; iii) Sentimientos de culpa II, cómo eliminarlos; iv) Tratamiento para las resacas agudas; v) Llamadas telefónicas a ex-novias: Ventajas y Desventajas; vi) Técnicas de vocalización básicas para el Karaoke (optativo); vii) Trabajos de Grado (en grupos); viii) ¿Son Anónimos los Alcohólicos?; ix) Rally del Borracho.
La perseverancia hace al maestro
A guisa de colofón para esta vital convocatoria, valga la referencia al temple que estos ejercicios paraprofesionales otorgan, con el tiempo, a sus practicantes.
Refiere la leyenda que el egregio profesor don Agustín Granados, después de hacer su tradicional cobertura en la fuente de San Lázaro (es decir, el Congreso de la Unión), regresó a la redacción por la tarde ya con media estocada adentro, y para su sorpresa al entrar al elevador coincidió con uno de los vicepresidentes de Televisa, quien al percibir el perfume ambiental no tan delicado, le espetó al periodista un contundente “Agustín, usted es un buen reportero, pero le estorba mucho el trago”.
“No, don Aurelio (Pérez)” respondió el mentalmente siempre ágil colega Granados, “yo con el trago no tengo ningún problema. Lo que me estorba es el trabajo”.
¿Desea dar su opinión?
|
|