El servicio de Orientación Educativa y Vocacional en México fue iniciado por el maestro Luis Herrera y Montes, quien junto con sus colaboradores de la Escuela Normal Superior de México, lograron que la SEP les aprobara en 1952 una propuesta para incorporarla al plan de estudios de educación secundaria, como asignatura de una hora-semana-mes, en el tercer grado de secundaria y servicio de asistencia educativa.
En esta modalidad operó hasta 1974, fecha en que salió del currículo para ceder su tiempo a diversas materias científicas, quedándose sólo como servicio de asistencia educativa hasta 1993, año en que se volvió a incorporarse como asignatura del currículo de secundaria.
En 1999 fue suprimida y se fusionó a la asignatura de Formación Cívica y Ética en los tres grados de secundaria, y subsistió nuevamente como un servicio de asistencia educativa.
Actualmente sobrevive en la asignatura de FCyE de segundo y tercero de secundaria y prácticamente ha desaparecido del espacio que detentaba para la asistencia educativa. Hoy existe en la educación secundaria algo que nadie acaba de entender que se apoda Orientación y Tutoría con una hora a la semana por cada grupo. Esto crea más confusión que claridad.
La utilidad de los servicios de la OEyV está fuera de toda duda, las repercusiones sociales derivadas del menosprecio de que ha sido objeto por la SEP aunque no se han analizado cuidadosamente.
Sin embargo, se sospecha que la ausencia de Orientación Educativa y en el SEN desde 1974 hasta 1993, han incidido en el deterioro del tejido social y es parte de la causa que ha incrementado los índices de corrupción y delincuencia que vive el país en nuestros días, ya que la mayoría de las instancias que toman decisiones políticas, económicas, sociales, familiares, etcétera, están a cargo de las generaciones que se formaron sin los servicios de la OEyV y/o la Formación Cívica y Ética.
En el bachillerato general y el bachillerato tecnológico de alguna manera se ha fortalecido el servicio de Orientación Educativa, carente de un enfoque homogéneo ha sido aprovechado como “área de oportunidad” para desarrollar diversas propuestas que merecen ser compiladas en un documento que pudiera ser compartido por los subsistemas y planteles del país que están ahora inaugurando un “Nuevo Bachillerato”.
Entre las diversas propuestas del servicio de Orientación Educativa en el bachillerato alternan: asesoría, tutoría, asistencia educativa, asistencia psicológica, orientación profesional, entre otras, campeando obviamente, la diversidad de enfoques y estrategias de intervención y abordaje institucional y áulico.
En el bachillerato tecnológico el servicio de Orientación Educativa se enmarca en el rubro de las actividades paraescolares: orientación educativa, artístico-culturales y deportivo-recreativas.
Presuntamente, por medio de las actividades paraescolares, se favorece el desarrollo intelectual, físico, emocional, social y cultural del estudiante, se canaliza el adecuado aprovechamiento de su tiempo libre, así como la sana integración de su personalidad.
La Orientación Educativa se sustenta en los ordenamientos legales siguientes: Ley General de Educación: “…las escuelas deben promover, establecer, organizar y apoyar la labor del servicio de orientación, acorde con los señalamientos de los artículos 2, 7 y 49.”
Artículo 2: “La educación es medio fundamental para adquirir, transmitir y acrecentar la cultura, es proceso permanente que contribuye al desarrollo del individuo y a la transformación de la sociedad y es factor determinante para la adquisición de conocimientos y para formar al hombre de manera que tenga sentido de solidaridad social”.
Artículo 7, Fracción X: “Desarrollar actitudes solidarias en los individuos, para crear conciencia sobre la preservación de la salud, la planeación familiar y la paternidad responsable sin menoscabo de la libertad y del respeto absoluto a la dignidad humana, así como propiciar el rechazo de vicios”.
Artículo 49: “El proceso educativo se basará en los principios de libertad y responsabilidad que aseguren la armonía de relaciones entre educandos y educadores; desarrollará la capacidad y las aptitudes de los educandos para aprender por sí mismos, y promoverá el trabajo en grupo para asegurar la comunicación y el diálogo entre educandos, educadores, padres de familia e instituciones públicas y privadas”.
Artículo 22, Fracción XIII del Reglamento Interior de la Secretaría de Educación Pública: “…una de las atribuciones de la Dirección General del Bachillerato es coadyuvar para el logro de las finalidades del Sistema Nacional de Orientación Educativa.
La OE se conceptualiza como “un proceso que encauza las capacidades del individuo y posibilita su integración en el contexto social, así como la adquisición de aprendizajes significativos para construir un plan de vida.”
El documento nacional señala que la OE cubrirá cuatro aspectos o áreas: a).- Área Institucional: fortalecimiento del sentido de pertenencia; b).- Área Escolar: estrategias para fortalecer hábitos y técnicas de estudio; c).- Área Vocacional: apoya la toma de decisiones sobre estudio y/o trabajo y la construcción de un proyecto de vida; d).- Área Psicosocial: propicia el desarrollo de actitudes, comportamientos y habilidades favorables para el autoconocimiento, la autoestima y la comunicación.
El servicio de Orientación Educativa debe estar a cargo de un profesional de la orientación (psicólogo, pedagogo o trabajador social preferentemente). El Orientador Educativo debe incluir en su perfil profesional, entre otros, los siguientes rasgos: interés en el alumno como ser humano; equilibrio emocional; habilidad para establecer relaciones interpersonales; conocimientos de las características de la adolescencia; aptitud para comprender la incidencia de los diversos aspectos socioeconómicos, institucionales, y escolares en la formación integral del estudiante; capacidad para trabajar en equipo; y habilidad y creatividad para mejorar métodos de trabajo.
Algunas de las funciones del Orientador de bachilleres deben ser: conocer todo lo relativo al nuevo bachillerato; planear, organizar y operar el servicio de Orientación Educativa en el plantel; enmarcar el Programa de Trabajo en los lineamientos nacionales e institucionales locales; organizar actividades, que consideren los aspectos, socioeconómico y psicopedagógico de su contexto específico, enfocados a las áreas de trabajo: institucional, escolar, vocacional y psicosocial; y promover la participación de los profesores, directivos y padres de familia en el servicio de orientación educativa.
Es deseable que cada plantel se esfuerce por: establecer un área responsable de la Orientación Educativa; hacer acopio de los materiales de apoyo y bibliografía ad hoc; desarrollar actividades de Orientación Educativa; actualizarse permanentemente; e impulsar acciones preventivas de conductas disfuncionales y fracasos escolares y emocionales.
Una conclusión importante de este evento tendría que ir en el sentido de lograr una definición plural e incluyente para la Orientación Educativa, que blindara estos servicios de los vaivenes políticos y garantizara su permanencia en las escuelas secundarias y preparatorias del país.
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