SONETO DE OSTRACISMO
A nadie parece importarle nada,
cada uno sentado en su cagada
y yo estoy que me lleva la chingada,
harto por tanta pinche pendejada.
He procurado actuar con disimulo,
cierro el pico, reflexiono y deambulo,
pero nadie quiere mover el culo,
obviamente, el avance es casi nulo.
Sería bueno ponerles un espejo,
para que vean que ya se han hecho viejos
y por añadidura más pendejos.
Todos son unos méndigos “guevones”,
se creen indispensables y chingones,
pero son puros pájaros nalgones.
Tomás Corona Rodríguez
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